José Domingo, a Fernando García de Cortázar

Ante la tristísima noticia del fallecimiento del gran maestro Fernando García de Cortázar, nuestro presidente, José Domingo, ha escrito un sentido obituario dedicado al gran historiador, tan querido por todos los miembros de Impulso Ciudadano: Y cuando digo Fernando…

Todavía estoy que no me lo creo. En el telediario del mediodía,  entre las desgracias del día (la guerra en Ucrania, la inflación, la sequía que nos va a ahogar este verano) se cuela una noticia totalmente inesperada. El historiador Fernando García de Cortázar ha fallecido en Madrid. El corazón me da un vuelco y, de pronto, se me apelotonan en la cabeza su risa contagiosa, su optimismo, su socarronería y su erudición. Fernando, el sabio que divulgaba con pasión su amor a España, nos ha dejado. Ya le estoy echando en falta.

Miro hacia atrás. Me concentro en el Fernando activista. El comprometido en la lucha por la defensa de la España constitucional. El que arriesga su vida en la lucha cívica contra el terrorismo de ETA desde el Foro de Ermua o el Foro El Salvador, una asociación de religiosos que trataban de contrarrestar la hegemonía nacionalista en el clero vasco-navarro. El que se vincula solidariamente con las asociaciones que en Cataluña desafían la imposición nacionalista. En ese escenario conocí a Fernando. Fue en un acto en el Parque de la Ciudadela de Barcelona el 6 de diciembre de 1998. Con ocasión de la celebración del vigésimo aniversario de la aprobación de la Constitución”. La crónica de la revista Tolerancia, que entonces dirigía yo, se hizo eco de su intervención:

… Con su estilo cordial y vibrante expuso que la idea de España es una idea de progreso, en la cual nos afirmamos como una nación de ciudadanos. Lamentó que muchos ciudadanos estén hoy en día obligados a vivir en un exilio interior. El espíritu democrático de 1978 liquidó los restos del nacionalismo español y, sin embargo, los nacionalismos costeros mantienen su victimismo. Los particularismos cristalizan con frecuencia en comportamientos fanáticos y precisan siempre de un enemigo exterior (…).

Las sociedades más sanas, continuó, son aquellas que mejor conocen su historia y que han hecho uso de la crítica y de la reflexión sobre ella para construir su presente. “Mi concepto de España es múltiple en el pasado y en el presente, lejano de retóricas patrioteras, en permanente génesis, capaz de acomodar entre sí la variedad de lenguas sin necesidad de imposiciones”.

Fernando siempre ha estado en el activismo con generosidad y altruismo. La dimensión de las entidades o la endeblez del acto no le arredraban. Se le llamaba y acudía. Era consciente de la grandeza de la causa que nos movía y él la hacía suya con esa ímpetu contagioso que desbordaba todos sus poros. Apasionamiento que estuvo presente en sus intervenciones en el Ciclo de Cine contra el terrorismo que organiza la Asociación por la Tolerancia. O en la conferencia “1812: La Nación levanta el vuelo” con la que participó en la conmemoración que realizó Impulso de Ciudadano de la aprobación de la Constitución de Cádiz, el 24 de abril de 2012. Allí evocó la oleada de euforia y optimismo que levantó en toda Europa la Constitución liberal y el horizonte de esperanza que abría su utopía de la igualdad. En su disertación, otra vez, su empeño permanente: la reivindicación de la Nación de ciudadanos.

Irradiaba alegría. En los momentos más duros, siempre encontraba un hueco para el buen humor y el cotilleo sano que distendía el ambiente. Su entusiasmo se combinaba con una sabiduría repleta de información y citas de poesía que nos cautivaban. Seducía a los lectores que disciplinadamente guardaban cola para obtener una dedicatoria personalizada. Yo tengo la mía. La guardaré como oro en paño. Me la regaló con motivo de la presentación que hice del libro “Viaje al corazón de España”, el 2 de julio de 2018:

A mi querido amigo Pepe Domingo, hermano de trinchera y pancarta, que comparte conmigo este viaje emocionante por los caminos y ciudades de nuestra hermosísima España con un fuerte abrazo y la esperanza de que sirva para impulsar la conciencia nacional.

Continuaré el viaje con sus enseñanzas. En el prólogo del libro “Y cuando digo España” nos concreta la esencia de sus deseos.

…Cuando digo España digo todos los sueños de una nación profundamente viva, y también las lenguas en que fueron soñados. Y pienso en todo lo que acabo de escribir y en lo que he querido decir en este libro, y me vienen a la memoria los versos de Jorge Guillén -patria tan anterior a mí/y que yo quiero, quiero/viva después de mí-. 

Después de Fernando, seguiremos trabajando por la patria viva, democrática, plural y cohesionada de ciudadanos libres e iguales. Para ello, nada mejor que leer su obra. Servirá para coger fuerzas para consolidar, reforzar y mejorar los cimientos de esa nación de ciudadanos que él reivindicó y a la que tanto amó.

Gracias Fernando.

José Domingo